El próximo martes 2 de mayo llega a sus instancias finales el juicio por el femicidio de Nayara Ibarbia, ocurrido el 27 de abril de 2017 en Monte Maíz. Ese día, Gustavo Villarreal, quien mantenía una relación de pareja con Nayara, la pasó a buscar. Lo que podía ser una “vuelta” por el pueblo se convirtió en horror, dado que él comenzó a circular a toda velocidad, como consta en la causa, sin detenerse en lomas de burro ni en semáforos, hasta que terminó su raid chocando contra un camión estacionado. Tras el impacto, él tuvo lesiones de las que se recuperó, pero Nayara falleció días después, el 3 de mayo de ese año.

En la Cámara del Crimen de Bell Ville, donde se realizan las audiencias, se escucharán el martes los alegatos de las partes, lo que marca el tramo final del juicio por el femicidio.

Por un lado, Darío Baggini, defensor de Villarreal -quien está preso e imputado por homicidio agravado por el vínculo y violencia de género (femicidio)-, expondrá los argumentos de la defensa, que se orientan a calificar de accidental al hecho.

También, la fiscal que sostiene la acusación, Andrea Heredia Hidalgo dará su alegato y la novedad de las últimas horas es que, por la querella, se sumó a la abogada María Alejandra Fernández, el letrado Sandro Ferrero.

Luego, el jurado popular y los jueces técnicos podrán dar la sentencia.

La palabra de la mamá

El camino recorrido por la familia de Nayara fue largo y tortuoso, porque durante tres años la Justicia había caratulado el hecho como homicidio doloso, es decir, accidental; hasta que la fiscal de Instrucción Isabel Reina, en el año 2020 y con las pruebas recabadas, no tuvo dudas e imputó por femicidio a Villarreal, ordenando su detención.

Valeria Contín, mamá de Nayara, dijo que si bien Villarreal no le gustaba para su hija, no conocía nada de lo que se enteró después. “A tres parejas anteriores las agredió, no me refiero a agresiones comunes, sino que a una con puños, a otra con un cuchillo y a la tercera la roció con querosene. Obviamente que de todo esto me entero después”, dijo.

También pudo ver más tarde, porque está en la causa, los mensajes que él comenzó a enviarle a Nayara cuando la joven quiso poner fin a la relación. “No me importa terminar preso ni muerto”. “Te voy a matar”, fueron algunos de los textos.

Recuerda la última vez que la vio a Nayara. “Ese día ella se estaba bañando y el teléfono le sonaba insistentemente. Ella dijo que no quería atender. Hasta que él llegó hasta mi casa, siento, decidido a eso, a matarla”, dijo Valeria. “Si no, por qué iba a escribirle antes que no le importaba terminar muerto o preso”.

Después, según se pudo reconstruir, vino una hora y media de terror, en la que a bordo del Fiat Uno guiado por Villarreal recorrieron a toda velocidad las calles del pueblo. “No paró en una lomada ni en un semáforo, pienso que ella estuvo privada de su libertad, porque no pudo bajarse nunca del auto, porque nunca frenó”, agregó. El recorrido terminó cuando se estrellaron contra un camión municipal que estaba estacionado. “Era un tramo recto y se ve en las huellas que los últimos 50 metros fue directo hacia el camión”, agregó la mamá.

En ese sentido, Sandro Ferrero dijo que hay un dato objetivo que demuestra la intencionalidad con la que se dirigió hacia el camión: “Estaban los dos en posición fetal, es decir, Villarreal no tenía las manos en el volante”, precisó. “Las pericias psicológicas y de accidentología demuestran que Villarreal no solamente tuvo la intención  de matar, sino la preordenación: él sabía desde el mismo momento que fue a buscar a Nayara que la iba a matar”.

A su turno, María Eugenia Fernández agregó que “estuvimos acompañando a la familia desde el comienzo de la querella”. “Trabajamos mucho para conseguir el cambio de calificación y por eso agradezco mucho el trabajo de la fiscal de Instrucción que pidió la prisión y cambió la carátula a homicidio agravado por el vínculo y violencia de género”, agregó. “Hoy sumamos a un penalista que con sus conocimientos estará fortaleciendo el alegato”, señaló, en alusión a Ferrero.

Al terminar la entrevista, Valeria expresa un anhelo ferviente: “Lo único que espero es que haya una condena justa, porque no hay ninguna duda que lo que pasó fue intencional. El dolor va a seguir por siempre, pero por lo menos una condena justa nos podrá sacar este peso que tenemos encima y que llevamos en todos estos años”, concluyó.

Noviazgo violento

Las expresiones que Villarreal usaba para dirigirse a Nayara revelan, después de su muerte, el noviazgo violento que transitaron.

Su madre pudo reconstruir algunas de esas expresiones. “Le decía que no se junte con una u otra amiga”, dijo.

Casi de manual, su objetivo era aislarla del entorno. “También le decía que no se vistiera de determinada manera o le exigía que bloqueara a tal persona de sus redes”, agregó Valeria Contín.

“Él la podía manipular. Pensemos que ella tenía 17 años recién cumplidos y él 28”, expresó.

“Lo que siento ahora, cuando lo veo tan tranquilo, es que él logró lo que quería: ella no se va a poder poner pollera corta, no se va a juntar más con nadie. Lo veo y pienso eso”.

FUENTE: eldiariocba.com.ar