OPINIÓN
25 de diciembre de 2025
SOLIDARIDAD Y AUTOPROCLAMACIÓN

Facundo Manzoni - Intendente de Viamonte
¿CUÁL ES EL VERDADERO VALOR DE LA SOLIDARIDAD?. ¿AYUDA O ESCENARIO?
Toda acción solidaria, especialmente aquella dirigida a la infancia, merece ser destacada. Sin embargo, la forma en que se presenta y se comunica una buena acción puede, paradójicamente, desvirtuar su esencia. La solidaridad, bien entendida, es un acto de colaboración mutua, apoyo y respaldo sin esperar rédito alguno.
En los tiempos actuales, saturados de la cultura de la autopromoción, los egos se han convertido en protagonistas, empañando gestos que, en su origen, son justos y valiosos.
Tomemos el caso del Intendente de Viamonte, quien decidió donar su sueldo de diciembre para comprar más de 400 regalos para los niños de su pueblo. Es, sin duda, un aporte loable y necesario. Pero aquí reside la disyuntiva: ¿cuánto valor se pierde cuando el altruismo se convierte en “marketing personal”?.
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El propio posteo del Intendente, donde manifiesta con satisfacción su "noble gesto solidario", revela una tensión fundamental. La Navidad y la Nochebuena nos hablan de fraternidad y encuentro, pero el sentido de la ayuda se diluye cuando quien la impulsa necesita mostrarse ante los demás.
La solidaridad exige anonimato, reserva, empatía y comprensión. La exposición del benefactor corre el riesgo de situar la acción no en el humanismo, sino en la necesidad de reconocimiento propio e individual. Cuando la ayuda se publicita con satisfacción, corre el riesgo de dejar de ser un acto de servicio para transformarse en un acto de autopresentación política o personal.
Es imperativo recuperar aquellos valores inculcados por generaciones anteriores: la humildad que acompaña al dar; al ayudar. Porque la exposición del que ayuda, a menudo, termina por opacar la dignidad de quien recibe. La verdadera grandeza reside en la acción silenciosa y desinteresada; lejos de la autoproclamación como un “ser solidario”.











