El espíritu Navideño no se puede juzgar o medir por el simbolismo sino por otros sentimientos que tienen que ver con la solemnidad que la fecha implica en el ámbito religioso, cultural y hasta familiar.

Sin embargo hay símbolos tan característicos de ciertas fechas que es imposible que pasen desapercibidos para el común de la gente. El Arbolito de Navidad es uno de ellos.

Todos los años, el 08 de diciembre se arma como un ritual casi ineludible a las celebraciones del 24 y del 25 de diciembre; Noche Buena y Navidad.

Cada año, las familias, las Instituciones, los Comercios y las Empresas adornan sus lugares con la ornamentación navideña acorde a la llegada del Niño Dios o de Papá Noel según las creencias.

No importa la magnitud del adorno sino lo que encierra dentro de su significado para cada persona o para cada familia. No es necesario un lujoso arbolito, sino tan solo, un poco de creatividad combinada con un mensaje de amor, paz y prosperidad para todos.

Cada año, la Municipalidad de nuestra localidad organiza un concurso de ornamentación Navideña de hogares y establecimientos. Un pequeño recorrido por el pueblo muestra que por ahora el entusiasmo es bastante pobre pese a que la fecha estipulada para la creatividad ya lleva pasados más de 48 horas.

Algunos lugares de Monte Maíz que se caracterizaron por el colorido y la creatividad para estas fechas hoy ya no devuelven la misma imagen de aquellos años. Las familias hoy arman su arbolito con dedicación y creatividad pero recuperando todo aquello que quedó guardado de años anteriores.

Como casi todo; el arbolito tiende a no ser lo que era. Por distintas razones. Económicas fundamentalmente. El simbolismo no es tan importante como parece aunque siempre llama la atención. Si lo que se pierde tiene que ver con lo material no es tan grave. Porque lo principal permanece en cada uno de nosotros más allá de las posibilidades.