MUNDO
1 de octubre de 2017
CATALUNYA SIN Ñ
LOS CATALANES SUEÑAN CON SER UN ESTADO INDEPENDIENTE. DOCUMENTO DE TELESUR
La Comunidad autónoma de Catalunya, cuya capital es Barcelona, está situada al nordeste de la Península Ibérica, al pie de los Pirineos y frente al Mediterráneo. A pesar de estar muy industrializada, más de la mitad está cubierta por bosques y un tercio por cultivos. Con sus 32.000 kms. – el tamaño de Bélgica – y casi 8 millones de habitantes, aporta el 20% del PIB (Producto Interno Bruto) de España.
Desde su industrialización en el siglo XIX, Catalunya es, junto con el País Vasco, una de las joyas de la Corona de España. El nombre de Catalunya, que aparece escrito por primera vez en 1117, viene –según los expertos- de Gotholandia (País de los Godos o Góticos): Gotia era como los francos la llamaban. En efecto los visigodos la dominaron hasta la desintegración del Imperio Caroligio. El condado de Barcelona alcanzó su independencia de facto a fines del siglo X. En el siglo XII, Barcelona y Aragón se unieron dinásticamente, y en el XIV, el Principado de Cataluña, tiene un importante papel en el comercio mediterráneo y la economía peninsular. Todo va bien, y se pondrá mejor, con la conquista y saqueo de América. Los problemas de Catalunya, y Catalunya como problema, comienzan con la “Guerra de los 30 años” en Europa, en la cual Felipe IV se enreda por parentesco, y enreda a toda la Península. En 1635, tras la declaración de guerra de Luis XIII de Francia a Felipe, este mueve sus tropas a Catalunya y los catalanes se ven obligados a dar alojamiento y comida a los soldados, en su mayoría mercenarios que se comportan como ocupantes. No tardan en producirse choques, severamente castigados por el Virrey, quien no duda en incendiar a los pueblos que se niegan a recibir a las tropas. Esta tensión conduce, el 7 de junio de 1640, día de Corpus Cristi, el “Corpus de Sangre” en Barcelona, a una revuelta de vecinos y trabajadores temporales, “Los Segadores”, que dura 3 días y en el cual son atacados los grandes señores y el alto gobierno. Entre las víctimas está el propio Virrey, Dalmau de Queralt, Duque de Santa Coloma, asesinado en la playa porque no tuvo tiempo de montar en su chalupa.
Ese levantamiento marcó el inicio de la sublevación de Catalunya o Guerra de los Segadores, que va a durar 12 años, y de la cual proviene el actual Himno Catalán “Los Segadores”: “Cataluña, triunfante, ¡Volverá a ser rica y plena! ¡Atrás con esa gente tan ufana y tan soberbia! ¡Buen golpe de Hoz! Buen golpe de Hoz, ¡Defensores de la tierra! ¡Buen golpe de Hoz!
Otras guerras seguirán, hasta que, en la guerra de Sucesión de España, que involucra a media Europa, el 11 de setiembre de 1714 y después de resistir un año de sitio, Barcelona cae en poder de los Borbones, y Felipe V elimina los derechos e instituciones locales, y prohíbe la lengua catalana. Con el tiempo, hasta su música más popular, La Santa Espina, es prohibida. Ese 11 de setiembre de hace tres siglos es, junto con el 11 de setiembre de la caída de Allende y el de las Torres Gemelas, un día fatídico porque marca la caída de Catalunya, que solo comenzará a levantarse con la industrialización, y con el renacimiento cultural que continúa hasta nuestros días, y al que le debemos pintores como Dalí, Miró, Tápies y el mismo Picasso que era de Málaga pero se formó en Barcelona; músicos clásicos como Casals, Albéniz y Granados, y populares como el muy querido Joan Manuel Serrat, y el genio de la arquitectura, Gaudí, quien creó en Barcelona obras de una imaginación que nadie ha superado.
Pero el sometimiento de los catalanes continuó hasta nuestros días. Bajo la dictadura de Primo de Rivera se endureció. En 1924, con 72 años de edad, Gaudí fue llevado preso por hablar catalán. Y en 2017 hace pocos meses, en el Aeropuerto de Barcelona, un viajero fue detenido por dirigirse en catalán a un policía.
Con la llegada de la República Española en 1931, se proclama por segunda vez, desde la guerra de los Segadores, una Catalunya independiente federada a España y con derecho a su propia lengua.
Dura lo que dura la República, hasta 1939 cuando, después de 3 años de guerra civil, Franco toma el poder. Catalunya permaneció leal a la República y fue la última en caer en manos del fascismo. La represión fue feroz porque nunca le perdonaron ser la cuna del Anarco-Sindicalismo y que hubiera parido a revolucionarios heroicos como Buenaventura Durruti. La represión nacional-católica duró hasta la muerte del tirano Franco en 1975. Con la llegada de la democracia, los catalanes lograron un nuevo Estatuto de Autonomía, pero la llama independentista arde más viva que nunca. Catalunya recibe mucho menos de lo que aporta, y ni siquiera puede, como los vascos, cobrar sus propios impuestos. El Movimiento Popular por la Independencia se ha manifestado masivamente. Los catalanes no niegan sus lazos con Madrid, pero quieren ser un Estado independiente dentro de la Unión Europea, y todo indica que eso les convendría política, social y económicamente. Visto lo cual las autoridades catalanas decidieron convocar un referendo que fue prohibido por Madrid, y solo se puede llevar a cabo bajo la forma de una consulta no oficial, no vinculante, en la cual se hicieron dos preguntas: “Quiere que Catalunya sea un Estado? Y Quiere que Catalunya sea un Estado independiente? Participaron 2.300.000 catalanes, el 42% de los votantes, los cuales más del 80% respondió SI-SI, y un 10% respondió SI-NO.
Madrid reaccionó enjuiciando a las autoridades por convocar la consulta, y ha declarado que en cualquier referendo deben votar todos los españoles. Es decir, como si una mujer se pudiera divorciar si el marido está de acuerdo. Solo queda esperar que los catalanes, que “de piedra hacen pan” y Catalunya, sin “Ñ”, como decía Voltaire, “puede prescindir del universo entero y sus vecinos no puede prescindir de ella”, encuentre su camino para que “Triunfante, vuelva a ser rica y plena”. ¿Cuándo? Ese es un misterio de la historia.
FUENTE: www.facebook.com/teleSUR