Un reclamo de larga data y sin solución es el de los perros callejeros que interfieren ceremonias religiosas de todo tipo en la Parroquia Nuestra Señora de La Merced.

Uno de los más problemáticos e incómodos es la irrupción de los canes mientras se realiza el Oficio Religioso previo a la sepultura de un difunto.

Desde hace unos años los perros ocasionan disturbios ya que ladran y aúllan sin parar además de “encarar” a la gente que sale de la Misa o que pasa por la calle. E incluso, en la tarde del lunes,  fuimos testigos de un incidente en el que uno de los perros intentó morder a un hombre que caminaba por la plaza.

Familiares que deben pasar por una situación tan difícil como la pérdida de un ser querido han manifestado en innumerables ocasiones su malestar por lo que les toca vivir con la presencia de los perros fuera del Templo. Sumado al dolor por la muerte de un ser querido todavía deben soportar la incomodidad de los perros ladrando y aullando sin parar.

Datos recogidos fuera de la Parroquia indicaron que desde hace un tiempo se ha dejado de tocar las campanas previo a un entierro ya que el repicar de los mismos parece alertar a los animales que salen corriendo hacia la Parroquia cuando las escuchan. En ocasiones, el propio Sacerdote debió distraerlos con comida. Se las arrojó en el Paseo de La Merced y los encerró allí ayudado de que el lugar cuenta con rejas.

Desde uno de los servicios fúnebres de nuestra localidad se nos informó también que el embate de los perros sueles ser tan agresivos que hasta se producen mordeduras a la gente e incluso a Personal de Tránsito que colabora para que allanar el paso del cortejo fúnebre hasta el cementerio.

Una de las empresas sufrió por sexta vez la rayadura de uno de sus coches por el abalanzamiento  de los perros sobre los vehículos. Generalmente son cuatro los perros que ocasionan los disturbios pero suele haber hasta seis.