DEPORTES
3 de noviembre de 2019
TAEKWONDO: EXAMENES Y ENCUENTRO DE LA FAMILIA
TODO SE LLEVÓ A CABO EN EL SALÓN DE LAMBERT
El sábado 26 de octubre se rindieron exámenes de Taekwondo en el salón del Club Atlético Lambert con la presencia del Maestro José Luis Rosales de Buenos Aires. En la oportunidad, el Sabonim Marcelo Romani rindió para 5° Dan mientras que su hijo, Federico Romani, rindió para 4° Dan.
Varios alumnos de Monte Maíz rindieron para 1° y 2° Dan. Lo mismo pasó con alumnos de Isla Verde, Laborde y Canals. El examen fue abierto para que lo pudieran presenciar las familias de los alumnos. A su vez, éstos últimos pudieron presenciar el examen de su Sabonim (Marcelo Romani) algo que no es habitual.
Los exámenes requieren mucho esfuerzo, disciplina y concentración. Al respecto, Marcelo Romani, dijo en Canal 2: “Trabajamos mucho la parte física y también la parte técnica. Además hay que hacer también un examen teórico compuesto de 22 preguntas. Este puntaje también se computa con la parte técnica, movimiento y de enfrentamiento. Entre todos los puntajes el alumno debe llegar a promediar por lo menos un “Bueno” para que el examen sea exitoso. Un alumno debe tener 780 horas de entrenamiento para llegar a ser Cinturón Negro. Alrededor de los cinco años y medio de entrenar llega a ese porcentaje. Para el 2° Dan se requieren dos años más de entrenamiento; para 3° Dan son 3años; para 4° son 4 y así sucesivamente. Los niños hasta que no cumplen 10 años no pueden ser 1° Dan. Hasta los 21 años no se pude ser 4° Dan. Y no se puede ser maestro hasta los 40 años. Tampoco se puede ser 9° Dan antes de los 60 años”, explicó.
Además de Marcelo y Federico Romani, fueron 15 alumnos más los que rindieron el sábado pasado, incluido un alumno de Colonia Bismarck.
Encuentro de la Familia
El miércoles 30 de octubre se realizó también el encuentro de la Familia del Taekwondo en las instalaciones del Club Atlético Lambert. Esta fue la tercera edición y está pensado como para que sea una fecha institucionalizada dentro del deporte de Monte Maíz.
Allí se invita a los papás de los alumnos para que compartan con sus hijos un momento distinto.
En este ámbito, los propios padres se convierten también en alumnos y practican el deporte a la par de sus hijos: “Los niños, al ver a sus padres que hacen lo mismo que ellos se sienten muy felices y los papás lo disfrutan mucho. Y, sobre el final, los niños les enseñan las propias formas con las que ellos empezaron. Esto parece algo fácil cuando uno lo ve de afuera pero estando adentro se dan cuenta de que es bastante difícil. También hubo competencia y los niños fueron los Jueces de sus Padres”, concluyó Romani.