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FULBONÉCDOTAS

12 de diciembre de 2017

APTO PARA DIABLOS ROJOS

"MI PRIMER GRAN RECUERDO DEL ROJO" POR MARIANO OMAR MILLÁN

El domingo 9 de diciembre de 1984 quedó grabado en mi memoria futbolera para siempre. En realidad, esa noche y de ese año me quedó grabada. Porque a decir verdad, la fecha la tuve que buscar por el Google. Mi viejo me llevó en la bici, una azul que él tenía para ir al laburo, a la casa de mi abuela a mirar el partido de Independiente. Yo tenía ocho años; no sé ni qué hora era pero era de noche y en la casa no había nadie o estaban durmiendo. Mi tía, que vivía ahí, hincha del Rojo. Mi abuela, hincha de River. Pero mi viejo y yo fuimos los únicos testigos de una noche inolvidable. El partido se jugó en el estadio Olímpico de Tokio y estaba en disputa la Copa Intercontinental; lo que ahora se conoce como el Mundial de Clubes, pero en aquellos años era un solo partido y a cara de perro. El Campeón de Europa y el Campeón de América. Eran años dorados para el Rojo de Avellaneda que esa noche se midió con el Liverpool de Inglaterra. Años más tarde me enteré que la camiseta amarilla que usaron los ingleses fue una casaca alternativa - de ocasión - porque nosotros usábamos el mismo color de identificación que ellos. En la casa de mi abuela ya había un televisor a color, recién comprado. Era un lujazo disfrutar el fútbol y en colores cuando en mi casa no había ni siquiera televisión; o si, había. Pero no funcionaba. Mi memoria es muy vaga de los momentos previos al partido pero de los 90 minutos me acuerdo patente. Mi viejo, un hincha del Rojo de Ley, estaba entusiasmado y me dijo vamos a poner la radio para que se escuche mejor. No sé muy bien por qué pero el partido lo vimos por la tele y lo escuchamos por la radio. Era una costumbre de aquellos años. Relataba José María Muñóz, le decían el relator de América, y bien ganado que lo tenía.

Buscando videos en Internet veo que la mayoría están con el relato de un inglés y quizás ese fue el motivo que hizo que mi viejo prendiera la radio, un aparato Karina que me acompañó durante años escuchando los partidos del Rojo. Los domingos la llevaba a todos lados para no perderme el partido.

Lo cierto es que el único gol del encuentro fue a los seis minutos del primer tiempo; pase de Marangoni desde la mitad de la cancha, los defensores que salen tarde y “Mandinga” Percudani con la siete en la espalda corrió con pelota dominada, entró al área, enfrentó al arquero y definió ante la salida del "uno" tocando con pierna izquierda - aunque era diestro - por encima de su cuerpo. Un golazo; el Rojo del Pato Pastoriza lo ganaba uno a cero y era Campeón del Mundo. ¿Sabés lo que significa eso para un futbolero? No, no tenés ni la más puta idea de lo que significa. Porque la pasión no se explica y la pasión por el Rojo menos.

A lo mejor exagero y para todos los hinchas de fútbol la pasión por sus colores son inexplicables. Lo cierto es que estábamos ganando. Ni me acuerdo como lo gritamos, seguro que muy fuerte como lo hacemos hasta el día de hoy.

No fue una noche cualquiera. No me acuerdo que comimos ni me acuerdo que tomamos. Me acuerdo que estuvimos ahí, de mi abuela, viendo como el Rojo se consagraba Campeón del Mundo y afianzaba su fama de ser un grande. Tengo muy presente un pelotazo; no sé de qué jugador inglés, pero se le escapó a Goyén, el  arquerazo que tenía el Rojo,  y casi se le mete. Pero el Uruguayo se recuperó pronto y con gran reacción agarró de nuevo la pelota y salió jugando. Como lo hacía el Rojo, como le gustaba al Pato. Como nos gusta a todos. En esa jugada el relator hizo referencia a uno de sus auspiciantes; hizo referencia a la marca de un pegamento que anunciaba su producto en la transmisión. A mí me suena que era “Pegamento Viverón”, no estoy seguro. De lo que si estoy seguro es de que Muñóz dijo: “Si Goyén le ponía Viverón a los guantes esa pelota no se le escapaba”.

El partido transcurrió no sé bien de qué manera; jamás volví a verlo completo. Si volví a ver el gol de Percudani; una y mil veces. Ese gol que me marcó desde entonces y ya no pude dejar de escuchar o de ver a Independiente. No te voy a contar la historia del Rojo a vos que la conocés mejor que yo. Solo quiero contarte que ese es mi primer recuerdo de un partido del Rojo. A lo mejor ya había escuchado algo por la radio porque en mi casa se escuchaba mucho la radio. Si no teníamos tele, ¿que querés que hiciéramos? Y me acuerdo como si hubiera pasado ayer. Pero pasaron 33 años de aquella epopeya de Tokio.

Y como no emocionarse ante esto que nos toca hoy; después de la desgracia es lo más parecido a lo que fuimos, a lo que somos y a lo que queremos volver a ser. Hemos recuperado algo; un poco, o bastante. Ojalá recuperemos todo. Lo necesitamos.



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