BECCAR VARELA
24 de julio de 2021
RECONOCIMIENTO DE LA BECCAR A FLORENCIA RODRÍGUEZ
CAMPEONA DEL FÚTBOL FEMENINO CON SAN LORENZO
La futbolista oriunda de Pascanas, integrante del plantel de San Lorenzo de Almagro que ganó el torneo Apertura, fue reconocida con un presente por la Beccar y allí la entrevistamos para hablar de su presente y futuro.
La Liga Beccar Varela entregó un reconocimiento a Florencia Rodríguez (21), integrante del plantel de la primera división de fútbol femenino de San Lorenzo de Almagro, campeón del torneo Apertura 2021. De visita en su Pascanas natal previo al comienzo del Clausura, la mediocampista recibió de manos del presidente Walter Mellano, un mate personalizado con estuche en madera y banderín de nuestra entidad. En la charla se sucedieron diversos temas: sus inicios, las raíces futboleras de su familia, los títulos en los Juegos Cordobeses y a nivel nacional en los Juegos Evita y Copa Coca Cola, su paso por Universidad Nacional y Estudiantes en Río Cuarto, la experiencia jugando nacionales en el seleccionado de la Liga de Río Cuarto, la convocatoria al predio de AFA para sumar entrenamientos, su presente en el Ciclón, la chance de jugar la Copa Libertadores en Chile y los próximos objetivos. Su caso, como el de otras chicas de la región, es prueba de que se puede llegar al profesionalismo desde el interior. Más aún si se lo toma como incentivo para estructurar una competencia de fútbol femenino desde nuestros clubes, conforme a la propuesta sugerida en su momento por la mesa directiva de La Beccar.
¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol femenino?
Provengo de una familia muy futbolera y ya desde pequeña me regalaban pelotas. En la secundaria la práctica se hizo más intensiva y tuvimos la posibilidad de ganar muchos títulos tanto en los Juegos Cordobeses, como a nivel nacional en los Juegos Evita y Copa Coca Cola. A los 12 años me sobrepuse a una fractura de tibia en la pierna derecha jugando al hockey que me significó perderme el Nacional de fútbol en Mar del Plata, pero después tuve revancha. De adolescente me prendía en los torneos barriales o de verano. Jugué en Atlético de Pascanas y Lambert de Monte Maíz, hasta que a los 16 años me surgió la posibilidad de sumarme a la Liga de Río Cuarto.
¿Cómo se dio esa chance de integrarte en una liga?
Mariana Ferretti, entrenadora de Universidad Nacional de Río Cuarto y una de las principales referentes de esa ciudad, me contactó un día por Facebook después de llamar su atención por mi fanatismo hacia el fútbol, ya que siempre subía videos y fotos mías practicándolo. Me prepuso hacer una prueba y no lo dudé, me subí al colectivo y allá fui detrás mi sueño. Ahí estuve un año y luego pasé a Estudiantes en 2017.
Eso influyó luego en tu decisión de empezar los estudios universitarios en Río Cuarto.
En cuanto al fútbol femenino organizado como liga, Río Cuarto te da una posibilidad que Villa María, por hablar de las ciudades más cercanas, no tiene. Por eso decidí comenzar allí el profesorado en educación física, en donde llegué hasta segundo año. Yo sabía que la prioridad era hacerme camino en el fútbol y en otro momento de mi vida retomaré los estudios. Cuando terminé el secundario jugaba en Estudiantes y al año siguiente retorné al equipo de la universidad por dos temporadas. En ese transcurso además viví una experiencia muy linda como lo fue integrar el seleccionado de la Liga de Río Cuarto en 2018 y 2019, participando de los nacionales en Mendoza y La Rioja.
Siendo juvenil también tuviste la oportunidad de entrenar con la selección nacional.
En 2017 quedé preseleccionada para entrenar con la selección en el predio de AFA. Las pruebas eran libres y quedé entre las chicas que se presentaron en Río Cuarto. Fue una experiencia maravillosa en el predio de Ezeiza, pisar esas instalaciones, usar la vestimenta oficial del seleccionado es algo incomparable. Primero estuvimos allí cuatro días consecutivos y luego volvimos otros tres, incluido un amistoso contra la selección mayor de Uruguay.
Y así se fue dando el camino hasta arribar al fútbol profesional con San Lorenzo.
En mi último año en Río Cuarto me hice muy amiga de María Boloqui, quien luego se incorporó a San Lorenzo de Almagro. En enero de 2020, para mi cumpleaños recibí su saludo. Y un poco de cara dura nomás le pedí que como regalo me consiguiese una prueba en el club. Al otro día se contactó conmigo un dirigente y todo se dio muy rápido. El 20 de enero ya estaba allá y tras una prueba de tres días me llevaron de pretemporada a Cipolletti. En ese momento estaba cerrado el libro de pases así que entrené durante seis meses hasta concretar el fichaje. Luego se vino la pandemia y si bien estaba en contacto y recibía planificaciones de manera virtual, reincorporarme en octubre me costó mucho, fue duro adaptarme al grupo y a los entrenamientos exigentes.
En el Apertura llegó tu debut coronado con vuelta olímpica.
Tuvimos un mal comienzo de torneo, nos golpeó el cambio de cuerpo técnico. Asumió Nicolás Basualdo, que me dio mucha confianza y tuve la oportunidad de sumar mis primeros minutos el 2 de mayo, en el triunfo ante Defensores de Belgrano. Lamentablemente no pude lograr la continuidad que hubiese querido. Primero me desgarré, luego tuve Covid y en instancias definitorias del torneo me resentí de la lesión.
¿Cuál es el puesto en el que mejor te desempeñas?
Hasta los 16 años jugué de extremo por afuera o enganche, era más ofensiva. A partir de ahí empecé a tomar marcas posicionándome de volante central o volante por derecha con ida y vuelta. Soy derecha y me considero una mediocampista con visión del juego, buena pegada, que busca bien los espacios. Antes jugaba suelta sin tomar marcas y ahora me estoy adaptando a nuevas posiciones, acostumbrándome a jugar con dinámica a uno o dos toques.
¿Te adaptaste al ritmo de vida de la gran ciudad?
Allá es muy difícil pero soy independiente y decidida, voy persiguiendo lo que quiero, a mí nadie me marca el camino. A mi madre le costó mucho entender eso, quería que me quedara a estudiar. Primero viví de mis tíos en Caseros, en el Gran Buenos Aires, a quienes les estoy muy agradecida. Me demandaba tres horas de viaje para ir a entrenar y otras tantas para volver, hasta que me dieron un lugar en la pensión del club. Me adapté rápido a cómo manejarme en la ciudad. Adaptarse al fútbol profesional es un proceso porque hay que ser profesional en todos los sentidos.
¿Cuáles son tus objetivos en el mediano plazo?
El 7 de agosto arranca el Clausura y dentro de pocas semanas también se juega la Copa Libertadores en Chile. Tengo pensado quedarme uno o dos años en San Lorenzo para adaptarme al fútbol profesional y luego emigrar al exterior. Jugar un torneo importante con la selección argentina también es otra meta que me gustaría cumplir.
Creciste junto con Santiago Colombatto, tu primo hermano, actual jugador del León de México e integrante del Sub 23 que se encuentra disputando los juegos olímpicos. ¿Cómo es ahora la relación a distancia?
Siempre fuimos muy unidos, crecimos juntos y en nuestra infancia siempre hubo de por medio una pelota de fútbol. Desde donde esté me apoya constantemente, me aconseja, enseña y ayuda. Llevábamos dos años sin vernos y por suerte pudimos compartir varios días cuando vino a entrenar con la selección antes de viajar a Tokio, nos juntamos a cenar y fue muy lindo ese reencuentro.
¿Qué recuerdo tienes de tu abuelo Lalo Gazzola, quien además fue dirigente de la Beccar durante dos décadas?
Fue muy importante en este proceso, re futbolero, crecimos juntos con Santiago y el abuelo Lalo vivía para nosotros, donde había una prueba nos llevaba sin importar la distancia, el día o la hora. Nos acompañaba siempre y nos iba a ver en nuestros partidos y competencias. Todos los domingos jugábamos al metegol en el patio y a él lo mandábamos al arco. Seguro que estará orgulloso allá arriba viéndonos transitar el camino que él también hubiera querido para nosotros.
FUENTE: labeccar.com.ar