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BECCAR VARELA

9 de octubre de 2020

ENTREVISTA A PRIMO BARUFFALDI

EL DIRIGENTE DE UCACHA PRESIDIÓ LA BECCAR VARELA DESDE 1992 HASTA 1996

Primo Eduardo Baruffaldi (66) nació en Ucacha, su lugar en el mundo. Jugó al fútbol en Atenas, desde inferiores hasta llegar a primera división, y también vistió la casaca de Sarmiento de Etruria. Tras involucrarse como dirigente en el Albo, decidió hacerlo también en la Liga Beccar Varela. Integró el Tribunal de Disciplina y luego fue vicepresidente en la gestión de Oscar Cruz Valduvino. Tras un pedido de licencia de su antecesor, pasó a ocupar la presidencia en 1992, manteniéndose en el cargo hasta 1996. Bajo su mandato la entidad madre del fútbol regional concretó la ampliación del edificio de su sede en Pascanas. Por primera vez se contrataron árbitros de Buenos Aires con el propósito de jerarquizar los espectáculos. Se dieron los títulos de Argentino y Atlético en el Interligas, y acompañó al Raya en el periplo de su histórica participación en el Torneo del Interior. También fue actor importante en la fundación de la Federación Cordobesa de Fútbol, lo que entre otras cosas permitió a cada liga generar su propia estructura y competencias de divisiones inferiores, junto a la conformación de seleccionados y seniors. En 1997 asumió la presidencia del club Atenas y se mantuvo como delegado hasta 2015. En los 30 años como dirigente tuvo el acompañamiento incondicional de su esposa Ana (60).

¿Antes de ser dirigente fue futbolista?
Fui volante por derecha de esos metedores porque de habilidoso no tenía nada. Hice inferiores desde los 12 años y en primera división jugué unas 10 temporadas, en Atenas y también en Sarmiento de Etruria. No llegué a ser campeón en primera, sólo de zona.

¿Qué cargos ocupó en la dirigencia de Atenas?
En su momento me sumé a la comisión directiva en distintos cargos, fui tesorero, protesorero y más tarde presidente cuando salí de la liga en 1997.

¿Cómo llegó a la presidencia de la liga?
Mi inserción en la liga tiene una anécdota. Siendo dirigente de Atenas, una tarde nos tocó quedar afuera porque en el otro partido en el que se definía la clasificación, empezaron 20 minutos más tarde y jugaron sabiendo nuestro resultado. Me fui hasta Chazón a hacerle mi reclamo al presidente y Valduvino me dijo, si quieres cambiar esto involúcrate. Así fue como al año siguiente pasé a integrar el Tribunal de Disciplina y me di cuenta de que no era tan fácil modificar ciertas cosas. En el último mandato de Valduvino lo acompañé como vicepresidente y cuando por razones laborales pidió licencia, me hice cargo de conducir los destinos de la liga. Luego tuve el respaldo de los clubes para ser reelecto por dos periodos hasta 1996.

¿Qué dirigentes lo acompañaron integrando la mesa directiva?
Del dirigente que más me acuerdo es de Juan Ángel Bianco, era mi secretario y uno de los grandes amigos que me dejó el fútbol, que después también llegó a ser presidente de la liga. El vicepresidente era Manavella, también estaban Don Ángel Scavarda como tesorero, Hilario Gazzola, Luis Porporato.

¿Qué actividad desempeñaba en lo personal mientras fue presidente de la liga?
Trabajaba en el Banco de la Provincia de Córdoba, sucursal Ucacha, aunque a veces me tocó trasladarme hasta Santa Eufemia. Y atendía la sodería, un emprendimiento familiar que viene de mis abuelos y mi padre, y lo mantengo hasta el día de hoy pese a ser ya jubilado.

¿Cómo era el contexto socio económico del país en aquel momento en que estuvo al frente de la liga?
Cuando asumí estábamos saliendo de la hiperinflación del gobierno de Menem, tiempos complicados pero gracias al manejo en la tesorería de Don Ángel Scavarda, que llevaba las finanzas en forma muy eficiente, y al aporte de los clubes, pudimos completar la obra de ampliación de la sede de la liga en Pascanas. Era un local de dimensiones reducidas, con apenas una entrada, una sala, baño y cocina, las instalaciones habían quedado pequeñas ante el crecimiento de la institución y nos embarcamos en agrandarla. Por lo demás y en cuanto al manejo institucional eran otros tiempos, sin la tecnología y comodidades de hoy, donde la única posibilidad de comunicación era a través del teléfono fijo.

¿Qué otras decisiones relevantes o gestiones le tocó encabezar?
Por primera vez en la historia de la liga trajimos a dirigir a los árbitros de Buenos Aires, algo que había innovado antes la Liga del Sur con asiento en Corral de Bustos y nosotros lo copiamos. Tuve la suerte de recorrer muchos lugares en ese tiempo representando a La Beccar, conocer gente importante y gestionar cosas. Acompañamos la fundación de la Federación Cordobesa de Fútbol en 1994, algo muy lindo que uno siempre recordará. La Beccar tuvo una participación importante, tuve la suerte de junto al presidente de la Liga del Sur, Enzo Viglione, y los de las ligas de Río Cuarto y Oncativo, de viajar en reiteradas oportunidades a Buenos Aires para hablar con el presidente de la AFA, Julio Humberto Grondona, para volver a ser ligas independientes, porque a partir de un decreto de los militares nosotros éramos una liga única en la provincia y por suerte pudimos destrabar esa situación.

¿Qué beneficios trajo a las ligas el surgimiento de la federación?
La inclusión dentro de la Federación Cordobesa de Fútbol dio lugar a que por ejemplo se genere el fútbol infantil. Hasta ese momento los clubes de nuestra liga participaban con sus divisiones inferiores en el FADI, que era una liga con sede en Justiniano Posse. Con el surgimiento de la federación cada liga pasó a tener su propia estructura del fútbol infanto juvenil, para además competir en los provinciales con sus seleccionados. También tuvo su formación de árbitros y la incorporación de la categoría Seniors, en la que alcancé a jugar en los primeros torneos siendo presidente de la liga. Con la federación se incorporaron todas las categorías, sólo nos falta sumar el fútbol femenino y ojalá algún día en breve se pueda concretar a nivel Liga Beccar Varela.

¿Qué fútbol se jugaba en la liga en los noventa y con qué marco de espectadores?
Siempre fue una de las ligas más lindas por su potencial, por lo que se le pagaba a los jugadores, con no menos de 400 personas por partido, muchas más en los clásicos y ni hablar en instancias definitorias y finales. Una liga por la que siempre pasaron además grandes jugadores y técnicos. Me tocó en suerte que bajo mi gestión se dieron los títulos provinciales de Argentino (1992) y Atlético (1996). Tuve la posibilidad de estar en esa hermosa final del Interligas en cancha de Estudiantes en Río Cuarto, y luego con Argentino viajamos a Santiago del Estero y Catamarca en la campaña del Torneo del Interior, que fue una experiencia inolvidable.

Una vez culminado su mandato en la liga fue presidente de Atenas.
Asumí la presidencia de Atenas y en simultáneo iba de delegado. Cuando se cumplieron 30 años de mi primera incursión en la liga y sus reuniones, más o menos en 2015, dije basta y me retiré de la dirigencia. Hoy sigo ligado al fútbol, concurro a la cancha como cualquier hincha, pero lo de la dirigencia pasó a ser un ciclo cumplido.

¿Cómo ve a los clubes y la liga en su rol de instituciones en estos tiempos?
A los clubes de la liga en general los veo bien, con buenas canchas, se mantiene la infraestructura, se hacen obras y se progresa. Cada club tiene además un centenar de niños y jóvenes cumpliendo una función social importante al mantenerlos alejados de los vicios de la calle.

¿Qué significa La Beccar en su vida?
La Beccar fue una cosa hermosa que me pasó, hice grandes amigos a nivel clubes, conocí la AFA y sus dirigentes, a pares de otras ligas y hasta a presidentes de la nación. Conocí mucha gente, muchos lugares y a eso se lo voy a agradecer tanto al fútbol como a mi familia. Mi esposa Ana siempre me acompañó en todo, sabe de reglamentos y estatutos un montón, tiene su carácter, es futbolera y fanática de Atenas y Boca Juniors, al igual que yo.

 

FUENTE: labeccar.com.ar



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