El pasado martes 1 de marzo, alumnos de los secundarios organizaron la llamada fiesta de su UPD, sigla popular que simplifica el “Último Primer Día” que compartirán en el último año de esa etapa de estudiantes. Desde hace unos años a esta parte han ganado más y más popularidad. Pero también han ganado en descontrol.

Escribe: Gabriela Beck

Pero esta vez, la diversión se pasó aparentemente de rosca. Alumnos del Instituto Rivadavia organizaron la fiesta en un salón del Bº Bello Horizonte (el nombre de la institución es vox populi, de allí que hagamos referencia directa) y allí fueron los chicos, todos compañeros de colegio, conocidos entre sí, se supone.

Horas de descontrol

Un par de horas más tarde, la madre de una de las chicas que había ido a la fiesta fue convocada por algunas amigas telefónicamente, destacando que se encontraba en mal estado. Raudamente la madre acudió al lugar y se encontró con un cuadro tristísimo. Su hija estaba en un estado deplorable, borracha, casi inconsciente.

A tal punto, que temió por su salud y directamente acudió al Hospital Pasteur para que la revisaran. Allí se supone que fue asistida, y una vez que se mejoró un poco fue derivada a su casa. Imaginemos un poco la situación familiar, de angustia total por lo ocurrido y que lógicamente no ampliaremos.

El video que faltaba…

Pero, mayúscula fue la indignación de esta madre, cuando además de atravesar la angustia de ver a su hija en el estado que la encontró, el jueves siguiente (3 de marzo) le llegó un video que supuestamente se había viralizado. En dicho video, aparecía su hija en las malas condiciones que describimos, alentada por varios de sus compañeros a los gritos y mostrando escenas que parecerían de contenido abusivo con connotaciones sexuales. Este video, visto por la madre, terminó de cuajar la idea de radicar una denuncia ante lo ocurrido.

Investigación de la Justicia

Este jueves, la fiscal Maldonado confirmó que efectivamente la denuncia había sido efectuada el viernes de la semana pasada por la progenitora. A la prensa señaló lo siguiente: “Estamos trabajando en el caso, pero en realidad estamos esperando para poder contar con la declaración de la damnificada , una jovencita. Se han pedido distintos informes a la institución educativa”.

Además, agregó que “se han dispuesto las recepciones de algunas testimoniales, pero tratando de contemplar el tiempo necesario de la víctima. De acuerdo a lo relatado por su madre ha quedado muy afectada por lo que hay que tener mucho cuidado en este tipo de actuaciones. Por la edad, si el equipo técnico de Tribunales nos autoriza podríamos tomarle declaración nosotros mismos pero debe ser evaluada por el equipo técnico. Habría algún vídeo que habría estado circulando y se está investigando eso y acceder a dicho material”.

Cuando las responsabilidades se apartan, gana el descontrol…

Apartando la particularidad de este caso, es necesario analizar en lo que se han convertido los famosos UPD. ¿Quién se responsabiliza de la organización de una fiesta en la que hay menores alcoholizados y hasta con sospechas de circulación de pastillas o drogas?

¿Hubo un adulto o una persona responsable en el alquiler del lugar? ¿Qué responsabilidad le cabe al lugar donde se hizo el evento? ¿Los padres no fueron o no saben de lo que se trata? ¿Y el poder de policía? ¿Los controles del estado estuvieron ausentes?

Sin dudas la Justicia debe delimitar un montón de responsabilidades. Lo cierto es que hoy, como consecuencia de un UPD, la Justicia debe dilucidar si hubo o no un caso de abuso. Lo que debía ser una fiesta se convirtió en algo tan pero tan desagradable. El día de mañana en un UPD podría ocurrir una tragedia, un muerto. ¿Quién se hará cargo si pasa algo así?

FUENTE: elregionalvm.com.ar