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Monte Maíz

INTERÉS GENERAL

3 de abril de 2021

TESTIMONIO DE UN HÉROE DE MALVINAS

LUIS SALABERRY DE MONTE MAÍZ

En el marco del Homenaje por el Día del Veterano de Guerra y a los Caídos en Malvines; Luis Salaberry, quien estuvo en el conflicto bélico, agradeció la iniciativa del Municipio de llamar a la terminal de ómnibus “Héroes de Malvinas”: “La verdad que nos sorprendieron porque no pensábamos que le iban a poner este nombre a la Terminal; así que estamos muy contentos”, remarcó emocionado.

En declaraciones en ZONA DE NOTICIAS contó algunas vivencias dela guerra y como se sobrelleva el conflicto a 39 años del mismo: “Todos estos reconocimientos nos dan más ganas de vivir y de hablar de Malvinas. En esta fecha uno recuerda más los momentos dolorosos vividos en la guerra pero en realidad Malvinas está todos los días presente en nosotros. Convivimos con Malvinas. En lo particular, hablo del tema con mi familia pero solo cuando tengo ganas; voy largando cosas. Pero  hay algo que yo siempre tengo guardado para mí. A veces uno no cuenta dolores que vivió para que nuestros más allegados no sufran ahora con lo que nos pasó”.

Como a tantos otros, el Servicio Militar le tocó en la guarnición Sarmiento, provincia de Chubut: “Seineldín era el Jefe de la guarnición. Estábamos la Compañía de Ingeniería 9, el Regimiento de Infantería 25 y Artillería. Era una guarnición muy grande. A nosotros nos dijeron que íbamos a  hacer una serie de entrenamientos. Pero resultó que era mentira, se trataba de los preparativos para ir a Malvinas. Nos enteramos el mismo 2 de abril antes del mediodía en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia. Pero nos enteramos por los diarios. Era una cosa que no se podía creer. No entendíamos que nos tocara ir a una guerra. Recién en Malvinas tomamos real conciencia de lo que estaba pasando. Yo estuve en la Isla Gran Malvina, en la Bahía Fox, Punto de Apoyo “Topo”. Nosotros prestamos servicios ahí. Nuestro trabajo era hacer pozos y poner minas. Éramos una Compañía de Ingenieros; nos dedicamos a dar apoyo y a hacer puentes. No conocíamos nada era un terreno inhóspito, muy frío y con noches muy difíciles. Era inaguantable el frío. Primero nos ubicaron en galpones y/o casas abandonadas pero cuando la cosa se puso fea debimos pasar las noches en pozos (trincheras). La pasábamos como podíamos, teníamos que tratar de sobrevivir. Ese es el instinto también de uno. Pero teníamos que soportar también los bombardeos navales. El primer ataque fue el día de mi cumpleaños, el 1° de mayo. Además fue el Bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina. Esa noche empezaron los ataques al pueblo donde estábamos nosotros. Y a la noche nos atacaban con la Fragata. Tuvimos alrededor de mil bombardeos. Los ataques eran siempre de noche. Porque el inglés, era un ejército profesional. Los primeros cañonazos eran de bengalas y después bombardeaban para barrer todo el territorio. Y cuando se hizo el bloqueo aéreo y naval comenzamos a pasar hambre además de frío. Nos quedamos sin víveres y ahí se empezó a venir abajo la alimentación. Era lógico que eso ocurriera porque cualquiera sabe que un soldado desnutrido o con hambre no rinde. Te repito; ellos eran un ejército profesional y nosotros habíamos tenido solo un mes de instrucción y teníamos armamento que había pasado de mano en mano. Era armamento 0 km. de los ingleses contra armamento que había pasado de colimba en colimba. Yo no quiero disculparme con eso pero esa es la verdad. Ellos nos cañoneaban desde 12 kms. en donde estaba la fragata. Y nosotros no teníamos cañones que llegaran a esa distancia. Para nosotros era solo resistir. Y si hubiera habido un desembarco en el lugar donde estuvimos  hubiera sido un verdadero desastre. Afortunadamente no se llegó a eso”.

Finalmente explicó que él tiene el apoyo de su familia y que eso es muy importante: “Sin embargo, muchos no han tenido ningún tipo de apoyo. Y mucho menos del Estado. Jamás nos dijeron se pueden atender gratis en tal o cual lugar. Nadie nos revisó; nadie nos controló y eso provocó más muertes por suicidios que las que se dieron en la propia guerra. Nunca el Estado nos ofreció psicólogos o psiquiatras gratis. Nunca. Nos convocaron para defender el país; pero nunca nos convocaron para hacernos un chequeo. El que se lo hizo fue porque lo pudo pagar y lo pudo hacer por su cuenta”, se lamentó.

Salaberry cree, y con mucho fundamento, que ese abandono humano del Estado es una herida aún más grande que la propia guerra: “Uno cuando está en la guerra sabe que está exponiendo su vida continuamente. Porque es una guerra. Pero que muchos compañeros se maten porque fueron olvidados o despreciados y hasta abandonados por el propio Estado, es mucho más doloroso”, concluyó.



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