Matías Cadaveira, Lic. en Psicología y especialista en prácticas inclusivas para chicos con trastornos del espectro autista (TEA), disertó en Monte Maíz en la Casa de la Cultura y de la Historia del Bicentenario ante familias de chicos con TEA, docentes, profesores, profesionales de la salud y público en general.

Estuvo más de dos hora ya que luego de su disertación respondió preguntas e inquietudes, se sacó fotos con los presentes y hasta firmó libros de su autoría.

Fue invitado por el Grupo TEA de Monte Maíz y se contó con el apoyo del Departamento de Cultura Municipal.

En declaraciones a ZONA DE NOTICIAS el profesional manifestó haber quedado un tanto sorprendido por como se trabaja en este tema en nuestra localidad. Valoró la tarea del Grupo TEA de Monte maíz y destacó la capacitación en las escuelas y en las instituciones en general.

Al respecto, Cadaveira dijo: “Me voy un poco asombrado o corregido, para bien, en función de muchos preconceptos respecto a la educación inclusiva y por los procesos importantes que vienen haciendo las instituciones educativas de Monte Maíz. Se que se esfuerzan en lo que es inclusión y trabajo en equipo convocando y trabajando con las familias. A nivel país todavía tenemos muchas cosas por hacer pero cuando tenemos comunidades inclusivas que son más pequeñas,trabajando bien, se pueden lograr cosas muy importantes y a muy corto plazo. Es decir, los cambios pueden ser más rápidos. Y realmente necesitamos ese cambio para que las prácticas sean inclusivas. No solo en lo educativo sino también en el mundo laboral para adultos. Ya que es ahí donde tenemos que seguir construyendo y mucho”.

Destacó el trabajo del grupo TEA local puesto que es el esfuerzo de los padres lo que ha logrado que haya leyes específicas sobre el tema; y son los padres también los que lograron que las escuelas abran las puertas y que los políticos escuchen y traten estos temas.

“Si uno lo piensa históricamente, a las personas con discapacidad se las ha excluido, se las ha dejado de lado y, más atrás, hasta se las ha matado. Es por eso que hay que trabajar mucho en estos temas de la inclusión”.

Remarcó que la mayoría de los cuestionamientos planteados en nuestra localidad tiene que ver con la escasa cantidad de profesionales que hay para atender a los chicos con autismo. Sin embargo valoró que hoy en día se han sumado a las capacitaciones muchos docentes y profesionales. Anteriormente esto quedaba supeditado al ámbito familiar de los chicos con TEA.

Hoy se busca que la Ley para la inclusión de los chicos sea también para los niveles secundarios y terciario ya que solo alcanza al nivel inicial y primario aunque son cada vez más las instituciones que se van abriendo a la inclusión social.

“Este es un país bastante inclusivo si uno se pone a comparar con otros; aunque seguimos teniendo experiencias de rechazo y de falta de inclusión educativa y, fundamentalmente laboral. La percepción que tengo es que hoy en día tenemos una sociedad inclusiva en la parte educativa inicial y primaria. Pero uno también contempla que hay muchos adultos autistas que aún no tienen un diagnóstico; que no saben que tienen autismo y que no están incluidos en el mundo laboral. Entre el 70% y el 80% de los adultos con autismo, no tienen un trabajo y eso lleva a comorbilidad que tienen que ver con los trastornos comórbidos donde la persona no solo tiene autismo sino también ansiedad y/o depresión”.

Cadaveira explicó que el autismo es más fácil detectarlo en niños y niñas porque: “las señales, indicios o rasgos ligados al autismo en edades tempranas son más notorios. Falta de respuesta al nombre, falta de contacto visual, un juego no del todo convencional, dificultades para la interacción social e incluso, falta de lenguaje. En el mundo de los adultos es más complejo porque esas personas si hoy en día no tienen un diagnóstico es porque han sabido camuflar sus dificultades y desafíos o, en forma mal dicha, tienen el autismo que no se nota. Pero está bueno dejar de decirlo porque el 74% de las personas con discapacidad, tienen una discapacidad invisible. Por eso la idea es visibilizar estos derechos vulnerados porque detrás de eso hay un montón de diseños de apoyo razonables que muchos adultos no tienen”.

El autismo aún no se detecta desde el nacimiento. Sino que, los primeros signos para detectarlo tiene que ver con las señales de preocupación –leves, moderadas o severas- para una condición del espectro autista. Pero en edades tempranas uno busca el diagnóstico para una intervención temprana: “No buscamos normalizar sino enseñar distintos tipos de habilidades; por ejemplo entender los nuevos códigos sociales del lenguaje para que la persona se pueda comunicar. Y a partir de ahí, el día de mañana, ser más autónomo. A partir del año de vida se puede lograr un diagnóstico”.

Finalmente insistió que en materia de legislación aún falta una Ley que incluya todo lo que tiene que ver con los estudios terciarios y universitarios: “la inclusión educativa también es necesaria en esos ámbitos porque hasta ahora la resolución incluye la obligatoriedad de la escuela hasta el nivel secundario. Y es necesaria una Resolución, y para eso yo propongo un proyecto de Ley, para que todas las instituciones estén obligadas a capacitarse en autismo. Y que se cumpla con el cupo laboral del 4% que rige desde 1981 pero que no se cumple”, concluyó.