La Lic. en Psicología Ana Paula Menna respondió a la inquietud de mucha gente en los días del aislamiento que es el aumento de los sueños. Muchos de nuestros lectores nos indicaron que sueñan más de lo habitual.

Al respecto, la Profesional indicó: “Dormir es una conducta. Como caminar, correr, saltar, comer, etc. Inconsciente pero conducta al fin. Soñar es algo que no está a nuestro alcance porque desconocemos lo que pasa mientras dormimos. Y a partir del aislamiento esta conducta se vio alterada y está en un proceso de modificación. Inclusive el reloj biológico se fue modificando también. Este funciona por la luz solar, nosotros somos fotosensibles; nos activamos de día. Y eso tiene que ver con la luz del sol. En la situación que estamos viviendo, en general, nos acostamos más tarde. Y nos vamos a la cama con tecnología o con pantalla -smarts, celular, tablets, etc.-. Y esto hace que la conducta del sueño suceda más tarde y no nos desconectemos del todo. Entonces uno se acuesta a dormir más tarde y no descansa bien porque tiene esos estímulos externos –imágenes, información, gráficos, etc.- y eso queda dando vueltas. Y al estar alterado el proceso del sueño (las etapas del sueño) - y hay una etapa o ciclo donde se produce el sueño como tal – soñamos con los contenidos que uno recuerda. O no; pero siempre se produce ese sueño. Y como se corrió ese reloj biológico el sueño se recuerda más porque uno se levanta más tarde y hace muy poquito tiempo que uno soñó”.

La Psicóloga insistió con lo de la no exigencia. Y dijo que no está mal si uno quiere dormir un poco más porque no tiene nada que hacer. Pero debe tener en cuenta que en algún momento esto va a cambiar y deberemos volver a la normalidad.

También explicó que hay trastornos emocionales afectivos que también influyen en nuestras vidas: “Donde hay menos luz solar, o en donde los inviernos son más largos, y se duerme más, hay más depresión. Hay más trastornos emocionales; hay más angustias y más tristeza por esto de que somos fotosensibles. Todo esto es un conjunto. Y todo esto es lo que se ha modificado con la situación del aislamiento social”.

Para descansar bien los consejos son los mismos que los que se pueden dar para llevar una vida saludable: “No acostarse inmediatamente después de la cena; desconectarse; hacer ejercicios; mantener relaciones sociales sanas y tener ese espacio para el descanso exclusivamente para eso”.

Finalmente dijo que algunos síntomas que son producto del aislamiento social como la ansiedad o el miedo hacen que se modifique el contenido del sueño: “Eso ocurre porque uno está más preocupado. Entonces eso puede hacer que uno sueñe. Pueden provocar pesadillas o parálisis de sueño. Esta última hace que uno no se pueda mover y no se pueda despertar. Directamente inmoviliza a la persona. La representación de esto en la psiquis es como si un elefante te apoyara una pata en el pecho. Te presiona; te oprime y no te deja mover. Y es una vivencia muy fea mientras a la persona le pasa; porque por más que sea inconsciente no dejamos de sentir o de experimentar. En definitiva; el aislamiento puede producir pesadillas, parálisis de sueño, somnolencia e insomnio. Pero eso no significa que necesite un psicólogo porque le está pasando. Es propio de la situación diferente y de excepción que estamos experimentando”, concluyó.

Y expresó también que el significado de los sueños tiene que ver mucho con cada uno. Es muy personal y tiene que ver con la singularidad y la subjetividad de cada persona. Cuando dormimos la barrera pierde poder de censurar y los contenidos que se alojan en el inconsciente –que son los que quedan durante el día o los que se reprimen porque son angustiantes- salen de noche. Muchas veces soñamos cosas que las pensamos durante el día pero no la llevamos a cabo.