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JUDICIALES

24 de diciembre de 2019

ARCHIVARON CAUSA CONTRA CURA ABUSADOR

SE TRATA DEL CASO DEL "CHICO DEL CAMPANARIO". QUIEN DENUNCIÓ A UN SACERDOTE DE CORRAL DE BUSTOS

A diferencia de lo que sucede en otras provincias del país donde se han dictado fallos emblemáticos contra sacerdotes que cometieron abusos sexuales, la Justicia de Córdoba sigue siendo un ámbito renuente a las denuncias contra los religiosos.

El caso de “El Chico del Campanario”, la causa que inició Mauricio Ruybal en los tribunales de Corral de Bustos, corrobora esa situación.

El fiscal de esa jurisdicción, Pedro Matías Guerra, acaba de mandar a archivo el expediente contra C.G.A., el sacerdote que actualmente está asignado por el Obispado a la Parroquia San Pantaleón de Río Cuarto y que, en el año 2012 se desempeñaba en la Parroquia San Roque de Corral de Bustos. 

Lo insólito de la medida es que el archivo fue decidido a pesar del contundente dictamen de una profesional que integra el Servicio de Psicología Forense del Poder Judicial y que concluyó que el sacerdote sospechado “presenta claros y abundantes indicadores de perversión en el área de la sexualidad”.

De acuerdo a la denuncia que radicó Ruybal, un hombre de 40 años que por esa época colaboraba con el religioso en San Roque, el sacerdote se habría acostado con él y lo habría abusado sexualmente después de haberle suministrado una medicación para practicarle una cura de sueño.

 La difusión pública que alcanzó un caso con repercusiones en medios nacionales y la decisión del denunciante de ir hasta las últimas consecuencias motivaron la reapertura del expediente que había estado en un limbo judicial.

Sin embargo, un año después, Ruybal siente que está detenido en el mismo lugar y sin posibilidades de obtener justicia.

“Siento mucho dolor y mucha impotencia -confió ayer el denunciante que está radicado en Río Cuarto-. El encubrimiento de los abusos que sufrí por parte del poder judicial como del eclesiástico me ha destruido la vida, pero no bajaré los brazos hasta que se sepa toda la verdad”,  aseguró Ruybal.

El traumático episodio que el denunciante bautizado por los lugareños como “El chico del campanario” expuso en la Justicia había sido relatado también en el Obispado de Río Cuarto que por entonces estaba a cargo de Eduardo Eliseo Martín, e incluso habría llegado a oídos del Vaticano, sin que eso implicara ningún tipo de medida sancionatoria hacia el sacerdote.

Ahora, desde los tribunales provinciales de Corral de Bustos llegó el nuevo mazazo para el hombre que decidió exponerse con la esperanza de obtener justicia. La duda, “una duda insuperable”, según afirmó el fiscal Pedro Guerra, jugó a favor del sacerdote que había sido denunciado de un presunto abuso sexual.

En la misma cama

Según el expediente al que tuvo acceso este diario, Mauricio Daniel Ruybal denunció que en enero de 2012 empezó a trabajar para el sacerdote C.A. en la parroquia San Roque y, en marzo de ese mismo año, el cura le propuso emplearlo a tiempo completo allí y vivir bajo el mismo techo en una casa contigua a la parroquia. 

Desde ese momento, -remarca la denuncia- el sacerdote comenzó a adoptar una postura dominante. Influía en su opinión y su forma de pensar, y se ponía más agresivo. “Me asilaba del resto de la sociedad, hasta de mi propia familia”, señaló Ruybal.

El hecho que motivó la presentación judicial fue ubicado un día martes de abril o mayo de 2012. “C.A. invitó a Ruybal a recostarse en una habitación y le dio una pastilla para que tomara ya que el presbítero aducía notarlo alterado y nervioso, a lo que el exponente accedió durmiéndose profundamente”. 

Agregó la denuncia que Ruybal “se despertó ya de noche, mareado, confundido y como si estuviera flotando en el aire, con el cura acostado desnudo a su lado”.

Ruybal notó que también estaba desnudo y tenía crema “o algún producto similar en sus partes íntimas, más precisamente en su ano, presumiendo que habría sido penetrado ya que también sentía ardor en la misma parte”. 

Afirmó que junto al sacerdote con el que vivía, había otro cura -por entonces asignado a la localidad de Arias- y entre los dos religiosos lo habrían llevado al baño para ducharlo. Una vez allí, el sacerdote que estaba de visita le habría advertido a C.A. que tuviese cuidado de que no se notara el tatuaje que tenía en la zona de la ingle. Para eso, le habría colocado su mano sobre el sector donde tenía el tatuaje para ocultarlo.

La Justicia determinó que el cura efectivamente tenía un tatuaje en la zona de la ingle, pero concluyó que Ruybal ya estaba en conocimiento de eso, antes del episodio denunciado. Además, dio a entender que una disputa laboral por sueldos impagos podría haber predispuesto a Ruybal en contra del sacerdote.

No obstante eso, el fiscal recalcó en su escrito: “Este Ministerio Público no pone en tela de juicio la versión suministrada por la supuesta víctima (...), pero a los fines de analizar su eficacia o valor convictivo de los relatos  debe tenerse presente la necesidad de que la prueba testimonial sea rigurosamente analizada en su coherencia interna y sobre todos que sea corroborada por otros medios de prueba”.

En otras palabras, el investigador no logró reunir pruebas que lo lleven a imputar de abuso sexual o de algún otro delito al sacerdote denunciado, pero tampoco tiene elementos para afirmar que el religioso ha sido perjudicado por una falsa denuncia de Ruybal.

Patinando en ese resbaladizo terreno, el fiscal se decidió por el archivo de la causa. El tramo final de su resolución da una pista del estado de desorientación: “Luego de examinar todos los elementos probatorios incorporados y valorados, el suscripto entiende que la investigación se encuentra completa y agotada, no resultando probable la incorporación de nuevas evidencias que modifiquen sustancialmente la presente resolución y que del mérito de la prueba colectada imposibilita alcanzar el grado de probabilidad necesario para avanzar hacia una imputación”.

Y tras cartón, aclara: “Sin embargo tampoco se logra arribar al grado de certeza necesario para concluir que el hecho no se cometió”.

Alejandro Fara

Redacción Puntal



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